20 junio, 2007

Dama de mis desvelos

Hace tres dias estuve tomando café con Clara.Es muy especial, le encanta ver como me vuelvo loca cuando me habla de sus "realizaciones" sexuales; alguna que otra vez hemos tenido las nuestras.
La gente pregunta si somos gemelas, debe ser que tras toda la vida juntas hasta nuestos cuerpos se han tomado de reflejo el uno del otro.

Sobre todo me encantan sus labios (todos), tan suaves, tan intenso su sabor... me gustan sus manos y esas piernas que parecen no querer terminar nunca. Sus ojos son de los que te persiguen en sueños aunque sólo los hayas visto una vez, y hacen que tu pulso se acelere y tus ojos queden en blanco.Fuimos compañeras de juegos desde niñas, jugamos a besarnos, a comernos, jugamos a dejarnos, a la reconciliacion, a mil juegos.
Siempre nos gustó el teatro, y tambien para nuestros juegos sexuales creábamos escenarios que estimularían la sensibilidad de cualquiera.
Nos perdimos la pista, pues sus padres marcharon por trabajo, y hace ahora cuatro años de nuestro reencuentro.

Pero los dioses son sabios, y la encontré de nuevo en el club de siempre, mientras yo estaba en la barra tomando un Bourbon. Mis ojos se encontraron con los suyos y no hicieron falta palabras. Sus labios tocaron los mios, el saludo de entonces seguía siendo el único saludo posible; nos fundimos en un abrazo, como los de siempre, los que nunca olvidé pero de los que ya no me acordaba.
Se sentó frente a mí y me falto tiempo para colocar mis piernas sobre las suyas, como entonces, como siempre.
Las dos sonreímos.
Terminamos mi bourbon y jugamos un billar. Siempre la gustó ver como se entreabría mi boca al mirar como se colocaba sobre la mesa de juego y lanzar.
Dejamos la partida a medias, salimos fuera, nos comimos a besos como dos adolescentes, frenéticamente, como siempre, y caminamos hasta su apartamento.
Todo parecía un sueño.
Abrió la puerta y al tiempo dibujó mi contorno con su dedo a través de mi pantalón de cuero, me hacía sudar. Quitó mi camiseta, me tiró en la cama, sujetó mis manos con esas esposas de plata, se desnudó lentamente mientras mis ojos lascivos la miraban. Su cuerpo perfecto relucia a media luz.

Mis manos la querían, mi cuerpo ardía por ella y ella lo sabía. Me dejó rozar su cuello con mis labios, me dejó acariciar sus pechos con la cara. Quiso que la devorara y la devoré entera, sus brazos, el hueco de sus codos, sus caderas. Se posó en mi boca vaciando en ella todo su olor. Descansó en mis caderas y creí morir con el tacto de su sexo en el mío.
Así debe ser el placer de los dioses, pero en mis sueños ese placer es mío y de Clara, oscura como la noche y brillante como el día.


12 comentarios:

Dr. Strangelove dijo...

que sueño tan encantador, de los que uno gusta de contemplar, al no estar investido de la divinidad ;)

Deikakushu dijo...

Y dices que fue un sueño?, seguro? lastima...Aunque estoy seguro de que a esa Clara la conoces de verdad, me equivoco?

Valk dijo...

Dr: Hace algún tiempo que los dioses dejaron de honrar mis sueños; sería porque les daba miedo no estar presentes en una realidad tan deliciosa ??
Deikakushu: Clara existe, la conozco de verdad, no te equivocas en nada. No hay nada mas real que mi amor y mis sueños.
Igual un día os la presento.

Dr. Strangelove dijo...

será un placer conoceros a las dos ;)

chusti dijo...

Esa Compañera!!!!

Oye, muchas felicidades lo primero, te llamamos un par de veces, pero no conseguimos hablar contigo, y puestos a hacerlo tarde esto me parece más mejor que un mensajillo.

Bueno, tu blog este ta way, escribes de puta madre, y eso, mucho más interesante que leer cronicas de partidos, seguiremos atentos.

Un besazo wappa!!! chaw

Anónimo dijo...

Hacerle el amor a trisha era una mezcla de cartografía y religión, religión porque te acercabas a ella como quien se acerca a una iglesia, desnudo, temeroso de tanta ternura y totalmente indefenso ante sus ojos azules y su pelo rojo. Cartografía porque deseabas dibujar todos sus mapas, desde sus montañas suaves de cereza, hasta sus mares más secretos, con los pinceles de colores de la yema de los dedos...

Y cuando le llegaban los orgasmos, le llegaban las lágrimas, y verte en su llanto y en sus ojos perdidos en ese momento, de pura belleza, te partía el pecho.

PS. La primera vez, cuando empezó a llorar, me paré y le pregunté si le hacía daño... me miró con un odio inusitado en ella y me dijo, si no sigues, te mato.

Vagamundos

Deikakushu dijo...

Genial, Vagamundos. Yo estoy con el resto de la blogosfera, deberías escribir un blog, lo que nos estamos perdiendo...

Valk dijo...

Vagamundos: que derroche de belleza, que emoción.;)
Los buenos orgasmos (o al menos los de una), siempre se acompañan de lágrimas.
Cuando sientes como tu cuerpo y el del otro se elevan, la emoción es tan grande que las lágrimas son la mejor y quizá la única forma de expresar el delirio.
Dekakushu: estoy contigo!!
V

Anónimo dijo...

Me rindo a sus pies bella guerrera.
Q cerebrito mas bien aprovechao'
Bss

Anónimo dijo...

El encanto del vagamundos es no tener hogar propio ni fronteras. Vagar y anidar en los rincones donde la belleza le conmueve, ser un visitante que, como los medicamentos, tiene fecha de caducidad. Caminar devorando la vida y los amaneceres, así ha sido su vida. Algún día Vagamundos construira con ladrillos y verbos su casa, pero entonces dejará de ser un poco Vagamundos. De momento es un trashumante de patrias y banderas ajenas que, cuando está sólo, se refugia en sus sueños, su violín, sus cuentos y novelas.

Vagamundos

Dr. Strangelove dijo...

en parte no deberíamos quejarnos de como aporta siempre algo bello Vagamundos a todos los blogs que visita... seamos egoístas: que siga sin casa, pero que siga visitándonos a todos... a mi me agrada leerlo en cualquier sitio en el que caigo :)

Jobove - Reus dijo...

he estado un rato mirando tu blog muy interesante, saludos