14 enero, 2008

Experimento I

Hoy salté de nuevo.
Me asomé al precipicio y contemplé la otra orilla. Estaba a cientos de metros.

Cogí carrerilla, cerré los ojos, abrí los brazos y salté, corriendo en el aire.
Mis pies tardaron tres siglos en tocar algo, y cuendo el miedo me dejó abrir los ojos, miré a mi alrededor y contemplé el fondo del abismo; comprobé el pulso de mi cuerpo inerte y anoté en el cuaderno de notas la hora de la muerte: "20.32, fin de experimento 4 . NOTA: no abrir los brazos, ofrecen resistencia al viento"

Puse la libreta en mi bolsillo trasero, me despedí de mi cuerpo y arrastré hacia atrás las manecillas del reloj.

Dolor de cabeza, confusión¿? , inestabilidad, mareeeo... esas pastillas que me hacen tragar no me sientan nada bien. Dicen que son para la locura...no sé si curarán la suya, la mía no tiene cura ni yo quiero curarla.
Me pongo de rodillas, abro los ojos...no recuerdo...algo en mi interior me empuja a mirar en el bolsillo de mi marchito pantalón vaquero.

Miro la libreta que sobresale del trasero dcho. Viajo a la última página...me froto los ojos, entrecierro y me esfuerzo y leo: "otneiv la aicnetsiser ,sozarb sol rirba on : ATON. 4 otnemirepxe ed nif, 23.02".

Memorizo la nota con fecha para no liarme después cuando tenga que recuperarla de mis sesos, la rompo, mastico y me la trago. No lo entenderían, nadie aquí lo entiende. Creo que también a mí me cuesta cada vez más entender. Trago y trago.

La Locura me llama; creo que seguiré, de momento, dando esos largos paseos de su mano, paseos eternos y circulares, paseos en 2 metros cuadrados, vuelta y vuelta y vuelta...
No me quejo, de todas las compañías que podía legir, creo que me quedé con la más cuerda.